En estos momentos de crisis, y crisis
española (con lo de agravante que supone la estulticia patria, in crescendo
desde 1978), el catolicismo (llámese Conferencia Episcopal, Pueblo de Dios,
Obispos, Cristianos de Base o Zarandanjas cristeras) se encuentra en pleno
ejercicio de invisibilidad.
¿Nuevo?. Por supuesto que no. Como toda
"virtud" (cosas de los tiempos), nace del hábito y repetición (y no
digo vicio porque este de por si, es inclinación natural, y en el caso descrito
se necesita empeño, esfuerzo, perseverancia y tesón).
A lo más que se ha llegado es a la
acostumbrada vacuidad en los comunicados (que no pastoral) por parte de los
sucesores apostólicos que ocupan sede en Hispania.
Así mismo, esas bellas mujeres que en
vomitivo flirteo pasearon su idilio por las calles y jardines de la Corte, a
semejanza de sus amantes, calladas. Y es que las Asociaciones
"civiles" (Forro de la Familia, Hazteorín, Deshecho de Vivir,
Profesionales por la Estética, y demás prostitutas de derechas, han dejado
vacías las esquinas donde ejercían).
Y yo (según mi partida de bautismo,
católico), me sorprendo de que la Iglesia de Cristo (y además
bimilenaria), asistida por el mismo Espíritu Santo, cante a las ninfas (que es
el pensamiento más caritativo que he logrado alcanzar).
Un breve resumen de estos meses, de lo que
no pongo ningún enlace, ya que lo que sucede es de sobra conocido:
- Sube el paro.
Primera vez que sube en una situación estacional como el verano con su
turismo (rondamos los 6 millones de parados, y 1,5 millones de hogares sin
que entre un puto euro).
- Suben los
impuestos. Ergo: baja el poder adquisitivo de los que algo cobran aún.
- La décimo sexta Reforma Laboral
abarata el capital humano, o sea, el currante roza la condición de baratija
de mercadillo.
- Los servicios básicos a la
población (salud, seguridad, medicamentos, etc), se encarecen.
- La prestación por paro
(ya de por sí escasa) se reduce hasta el insulto (tanto en su
cuantía como en su período de cobro).
- La liberación de horarios se
implanta. Los festivos se trasladan y lo dejan de ser.
Pues bien, a lo más que se ha
llegado es a desear, por parte del Presidente la Conferencia Episcopal,
que estas medidas repercutan
positivamente.
Claro que para esto habrá que reformar,
por ejemplo, la « Quadragesimo anno » ya
que confirma el principio de que el salario debe ser proporcionado no sólo a
las necesidades del trabajador, sino también a las de su familia (ni
rastro de joderles por el bien la Humanidad).
Incluso sigue sin
mencionarse como buenas estas medidas en una Exhortación Apostólica como
la Familiaris consortio (ya
sé que todos creían que los juanpablistas peperos siguen estas cosas ..., o el
Forro de la Familia, etc.): "Para tutelar esta relación entre
familia y trabajo, un elemento importante que se ha de apreciar y salvaguardar
es el salario familiar".
Y, seguramente creerán
que un tipo del 15-M habrá dicho: "Este salario debe permitir un
cierto ahorro que favorezca la adquisición de alguna forma de propiedad,
como garantía de libertad.". Pues no; doy pistas: era polaco, fue Papa
y es beato.
Otro antisitema, un
tal Santiago (no vendedor de vieiras) defiende los derechos conculcados de
los trabajadores: « Mirad; el salario que no habéis pagado a los
obreros que segaron vuestros campos está gritando; y los gritos de los
segadores han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos » (St
5,4).
Esa mención " ... oídos del Señor de los ejércitos .." asustaría
a cualquiera que ... no tuviese gaviotas en la cabeza. (A un servidor le viene
a la mente la séptima fosa del octavo círculo del Infierno de Dante).
Y para bajar salarios, y pasar a comer
caliente días alternos ; y como solución a la crítica situación de muchos
españoles, resulta que M.
Rouco espera que todo lo contrario a la fe que dice profesar, a la Iglesia que
dice representar, es:
- No sólo no es
criticable, sino que
- además hay que
esperar que esa aberración misma dé buenos frutos.
Pero estas medidas aplaudidas no son
nuevas, sino que responden a ideologías ya vistas y conocidas"...por el
hecho de que los trabajadores, ofreciendo sus fuerzas para el trabajo, las ponían a disposición del grupo de
los empresarios, y que éste, guiado por el principio del máximo
rendimiento, trataba de establecer el salario más bajo posible para el trabajo
realizado por los obreros.". Esto lo dice el mismo polaco de antes.
Pero claro, esto es una situación
especial, de crisis, de valores invertidos, que requiere medidas especiales y
no utopías, que la Iglesia no puede entrar en política (ahora, se entiende), no
puede dar soluciones concretas y tal y tal.
¿Y el supermega Concilio Vaticano
II?. "La doctrina social comporta también una tarea de
denuncia, en presencia del pecado: es el pecado de injusticia y de violencia que de diversos modos
afecta la sociedad y en ella toma cuerpo. Esta denuncia se hace juicio y defensa de los derechos
ignorados y violados, especialmente de los derechos de los pobres, de los
pequeños, de los débiles." (Y Pio XII en el radio mensaje en el 50
aniversario de la Rerum Novarum, allá por 1941).
Claro que ... quizá yo sea un rojo.
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