domingo, 29 de julio de 2012

Estás despedido ... pásalo ...


En estos momentos de crisis, y crisis española (con lo de agravante que supone la estulticia patria, in crescendo desde 1978), el catolicismo (llámese Conferencia Episcopal, Pueblo de Dios, Obispos, Cristianos de Base o Zarandanjas cristeras) se encuentra en pleno ejercicio de invisibilidad.

¿Nuevo?. Por supuesto que no. Como toda "virtud" (cosas de los tiempos), nace del hábito y repetición (y no digo vicio porque este de por si, es inclinación natural, y en el caso descrito se necesita empeño, esfuerzo, perseverancia y tesón).
A lo más que se ha llegado es a la acostumbrada vacuidad en los comunicados (que no pastoral) por parte de los sucesores apostólicos que ocupan sede en Hispania.

Así mismo, esas bellas mujeres que en vomitivo flirteo pasearon su idilio por las calles y jardines de la Corte, a semejanza de sus amantes, calladas. Y es que las Asociaciones "civiles" (Forro de la Familia, Hazteorín, Deshecho de Vivir, Profesionales por la Estética, y demás prostitutas de derechas, han dejado vacías las esquinas donde ejercían).

Y yo (según mi partida de bautismo, católico), me sorprendo de  que la Iglesia de Cristo (y además bimilenaria), asistida por el mismo Espíritu Santo, cante a las ninfas (que es el pensamiento más caritativo que he logrado alcanzar).

Un breve resumen de estos meses, de lo que no pongo ningún enlace, ya que lo que sucede es de sobra conocido:

  • Sube el paro. Primera vez que sube en una situación estacional como el verano con su turismo (rondamos los 6 millones de parados, y 1,5 millones de hogares sin que entre un puto euro).
  • Suben los impuestos. Ergo: baja el poder adquisitivo de los que algo cobran aún.

  • La décimo sexta Reforma Laboral abarata el capital humano, o sea, el currante roza la condición de baratija de mercadillo.
  • Los servicios básicos a la población (salud, seguridad, medicamentos, etc), se encarecen.
  • La prestación por paro  (ya de por sí escasa) se reduce hasta el insulto (tanto en su cuantía como en su período de cobro).
  • La liberación de horarios se implanta. Los festivos se trasladan y lo dejan de ser.


Pues bien, a lo más que se ha  llegado es a desear, por parte del Presidente la Conferencia Episcopal, que estas medidas repercutan positivamente.
Claro que para esto habrá que reformar, por ejemplo,  l« Quadragesimo anno » ya que confirma el principio de que el salario debe ser proporcionado no sólo a las necesidades del trabajador, sino también a las de su familia (ni rastro de joderles por el bien la Humanidad).

Incluso sigue sin mencionarse como buenas estas medidas en una Exhortación Apostólica como la  Familiaris consortio (ya sé que todos creían que los juanpablistas peperos siguen estas cosas ..., o el Forro de la Familia, etc.): "Para tutelar esta relación entre familia y trabajo, un elemento importante que se ha de apreciar y salvaguardar es el salario familiar". 

Y, seguramente creerán que un tipo del 15-M habrá dicho: "Este salario debe permitir un cierto ahorro que favorezca la adquisición de alguna forma de propiedad, como garantía de libertad.". Pues no; doy pistas: era polaco, fue Papa y es beato.
Otro antisitema, un tal Santiago (no vendedor de vieiras) defiende los derechos conculcados de los trabajadores: « Mirad; el salario que no habéis pagado a los obreros que segaron vuestros campos está gritando; y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos » (St 5,4).
Esa mención " ... oídos del Señor de los ejércitos ..asustaría a cualquiera que ... no tuviese gaviotas en la cabeza. (A un servidor le viene a la mente la séptima fosa del octavo círculo del Infierno de Dante).

Y para bajar salarios, y pasar a comer caliente días alternos ; y como solución a la crítica situación de muchos españoles, resulta que M. Rouco espera que todo lo contrario a la fe que dice profesar, a la Iglesia que dice representar,  es: 

  • No sólo no es criticable, sino que 
  • además hay que esperar que esa aberración misma dé buenos frutos.


Pero estas medidas aplaudidas no son nuevas, sino que responden a ideologías ya vistas y conocidas"...por el hecho de que los trabajadores, ofreciendo sus fuerzas para el trabajo, las ponían a disposición del grupo de los empresarios, y que éste, guiado por el principio del máximo rendimiento, trataba de establecer el salario más bajo posible para el trabajo realizado por los obreros.". Esto lo dice el mismo polaco de antes.

  
Pero claro, esto es una situación especial, de crisis, de valores invertidos, que requiere medidas especiales y no utopías, que la Iglesia no puede entrar en política (ahora, se entiende), no puede dar soluciones concretas  y tal y tal. 




Claro que ... quizá yo sea  un rojo.